Cuando los bebés toman el pecho, crean de forma natural un sello oclusivo que impide la entrada de aire en su vientre. Respiran principalmente por la nariz, que es la forma óptima de respirar. Nuestras narices están equipadas con finos pelos que filtran y calientan el aire a la temperatura adecuada. Así pues, la cuestión no es que el oxígeno se convierta en gas, sino entender por qué algunos bebés experimentan gases y qué medidas pueden tomarse para aliviarlos.
- Asegúrate de que el bebé se agarra bien al pecho: Asegúrate de que el bebé se agarra bien al pecho, minimizando las posibilidades de que trague aire.
- Establecer un patrón de deglución: Enseñe a los bebés a tragar siguiendo un patrón rítmico en lugar de utilizar el pecho como chupete.
- Abordar la cuestión de los eructos: Cuando el bebé empiece a contonearse o a apartarse durante la lactancia, ofrécele una breve sesión de eructos de aproximadamente un minuto. Si el bebé no eructa, reanuda la lactancia.
- Mantener una dieta sana: Las mamás deben centrarse en una dieta equilibrada con abundante brócoli, cebolla, ajo, lechuga, espinacas y proteínas en cada comida. Cabe destacar que estos alimentos nutritivos no provocan gases en los bebés.
Al abordar estos factores, los padres pueden contribuir a una experiencia de lactancia más cómoda tanto para el bebé como para la madre.
Escrito por Sara Chana Silverstein, IBCLC